Cuando se trata de espiar y atrapar a los infieles, todas las armas tecnológicas se valen, al menos para las decenas de miles de brasileños que bajaron la famosa aplicación el "Rastreador de Enamorados" ("Rastreador de Namorados", en portugués) a sus teléfonos multifuncionales antes de que el cauteloso programa fuera retirado a la semana pasada de Google Play, al parecer que por las quejas sobre el abuso a la privacidad.
"Los brasileños son celosos, ¿qué puedo decir? Obvio que (la app) iba a ser popular", dijo Marcia Almeida, una mujer de 47 años de Río de Janeiro, su matrimonio terminó hace siete años en parte por una infidelidad de parte de su esposo, según cuenta. "Es un espionaje diferente", dijo sobre comparar el programa con la vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense.
"Uno está vigilando a alguien que conoces íntimamente, no a un extraño". Esta app promete actuar como "un detective privado en el bolsillo de su pareja". Las funciones de esta app incluyen enviar al espía actualizaciones sobre la ubicación de su pareja y reenviar una copia de los mensajes de texto desde el teléfono espiado. Incluso hay un comando que le permite al usuario obligar al determinado teléfono a llamarle en silencio, como un discado programado, para que pueda escuchar lo que la otra persona está diciendo.
Similares aplicaciones hay para los smartphones en otros países, incluidos Estados Unidos y algunos europeos, pero el Rastreador de Enamorados es el primero que tiene tal impacto en Brasil. El programa lo bajaron unos 50.000 usuarios desde que se lanzó hace dos meses, pero hasta hace poco comenzó a llamar la atención de los medios de comunicación.
La portavoz de Google Gina Johnson dijo por correo electrónico que la política de la compañía es no hacer comentarios en por qué se retiran las aplicaciones. Los detractores dicen que los programas como el Rastreador de Enamorados pueden violar los derechos a la privacidad, y advierten que en las manos equivocadas podrían usarse para propósitos siniestros, como acosar.
Algunos en Brasil alegan que viola una ley contra el acoso en Internet y contra el ciberespionaje promulgada en abril. La ley recibió su nombre por la actriz Carolina Dieckmann, cuyas fotos desnuda fueron difundidas por ciberpiratas en 2012 luego de que se negó a pagar unos 5.000 dólares.
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